sábado, 24 de octubre de 2015

Teatro Solidario. Sexto Año Cuarta Promoción.


 La obra fue realizada para los alumonos de IPE, un lugar donde los límites se corren día a día. 

El Instituto de Psicopedagogía Especial de La Plata, más de un centenar de alumnos con discapacidades leves, moderadas y severas trabajan a diario para ir superando sus propios límites. Estudian, progresan, y trabajan en talleres, huertas y criaderos. 




 Son historias de esas que vale la pena contar e imitar, y que vienen de la mano de escuelas de la Región que protagonizaron distintos proyectos solidario.
 Estudiantes del secundario de Nuestra Señora de Lourdes, del barrio La Loma, hicieron una obra de teatro. 
La obra de esta vez fue Charlie y la Fábrica de Chocolates.


Profesoras a Cargo de proyecto Carolina Vega y María Ayelén Díaz Lapéergola.

Alumnos de Sexto Año A. Cuarta Promición


A la luz de las palabras, significa adherir o asociarse a una causa; ser responsable por las obligaciones contraídas entre personas.

La auténtica solidaridad comienza, entre otras cosas, con realizar bien nuestro propio trabajo, en este caso fue la obra de teatro junto con los profesores; el de cada día. Consiste en apostar por la excelencia y, a la vez, por una labor socialmente responsable.
Ser solidario no es un hecho puntual, ni una aventura de verano, sino un compromiso tenaz, constante con la propia labor que a uno se le ha encomendado.  

Si uno no hace bien su tarea, eso tiene siempre efectos en la tarea de los otros y la primera norma de solidaridad consiste en sentirse estrechamente unido a los otros y en comprender que lo que yo no realizo correctamente afecta, directa o indirectamente, a los otros. 

 La solidaridad es mucho más que “sentirse bueno” o “sentirse mejor” por alguna acción puntual, se refiere a un aspecto esencial del ser auténtico, de ser uno mismo, de aceptar nuestra identidad y realidad donde ninguno de nosotros “es”, sino en la medida de nuestra relación de compromiso con los demás.
Nadie puede ser -comprendido como identificarse a sí mismo frente a la existencia-, sin previamente haber adquirido la conciencia de lo único auténticamente propio que disponemos: nuestra libre voluntad y capacidad de amar, de darnos a otros seres por otros seres, de identificar e interpretar sus necesidades como propias, y atenderlos con la urgencia, perseverancia y la dedicación que otorgamos a las propias necesidades.


Mientras no comprendamos que sólo en el prójimo podemos ver el reflejo de nuestra verdadera identidad, jamás aprenderemos el sentido de la solidaridad, del compartir, o de la compasión; y así, mientras permanezcamos en este mundo, jamás será posible que comprendamos el maravilloso significado de la Voluntad de Dios y el prolífico sentido de la auténtica misericordia.

Miles de GRACIAS CHICOS Y PROFES. 



Las comunicaciones que aquí se muestran son un servicio más, esta comunicaciones se dan primero en el aula y cuaderno de comunicaciones, por lo tanto no las invalida. www.elarcondeclio.com.ar